Buenos Aires es una ciudad de locos, lo he dicho en este blog y también a los viajeros que visitan Hostel Colonial, pero el lugar del que voy a escribir en este post es realmente insólito y quizás sea más apreciado por porteños que por turistas, básicamente por desconocimiento.
Llegás a la Galería Quemes, uno de esos lugares tan bellos que tiene Buenos Aires y que forma parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Entrás por la calle Florida o por la calle San Martín, ambas en el número 170 ( lo ideal es hacerlo por la entrada de San Martín, en donde están los accesos San Martín propiamente dicho o Supervielle, a 4 cuadras del hostel hacia el sur) y no pierdas demasiado tiempo en preguntar por La Terracita (así lo conocen los habitués) ni la gente de de la galería sabe orientarte bien.
Llegás a la Galería Quemes, uno de esos lugares tan bellos que tiene Buenos Aires y que forma parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Entrás por la calle Florida o por la calle San Martín, ambas en el número 170 ( lo ideal es hacerlo por la entrada de San Martín, en donde están los accesos San Martín propiamente dicho o Supervielle, a 4 cuadras del hostel hacia el sur) y no pierdas demasiado tiempo en preguntar por La Terracita (así lo conocen los habitués) ni la gente de de la galería sabe orientarte bien.
A tu derecha o izquierda, según el acceso elegido encontrarás los ascensores, vas hasta el piso 6 y a la izquierda te recibe Momentos en el Infinito, restaurante, música y arte, un lugar con una impronta especial, similar a esos paladares que abundan en La Habana, Cuba, fruto de la onda que le pone Daniel y su gente, con muchos salones bien ambientados, uno de ellos remata en una barra y un piano, no casualmente son todas mesas para parejas, el lugar da para aquellos que por trabajo no pueden blanquear sus relaciones sentimentales (de trampa estamos), otros son para grupos y el más elegido sobre todo en estos días es la terraza, un lugar en el punto más agitado de la city porteña y a su vez fuera del mundo.
La cocina es sencilla y abundante, el cubierto promedio es de $ 38, un poco elevado para un restaurante de mediodía, pero que definitivamente, boca a boca durante 30 años, se ha convertido en un elegido del Downtown. Vale la pena que se den una vuelta y que compartan este secreto.
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