¿Que es el Plan Estratégico?
El proceso de globalización ha planteado nuevos e importantes desafíos a la ciudad, como unidad político-administrativa. En la actualidad, son las ciudades -más que los estados nacionales- las protagonistas de una nueva forma de articulación entre la esfera pública y la esfera privada, entre el Estado y la Sociedad Civil.
En América Latina, el protagonismo político de las ciudades es un acontecimiento relativamente nuevo iniciado en los años 80, con el proceso de descentralización del aparato estatal. En este mismo período, algunas de las principales ciudades latinoamericanas comenzaron a demandar mayor protagonismo y autonomía frente al gobierno central para afrontar los nuevos desafíos planteados por la globalización. A partir de la década de los noventa muchas ciudades llevaron adelante importantes reformas políticas y administrativas tendientes a desarrollar -a escala local- nuevos canales de comunicación con la sociedad.
Los procesos de democratización política y de reforma del estado y las crecientes demandas de la ciudadanía obligaron a construir un nuevo escenario para el diseño y la aplicación de las políticas sociales y urbanas. En este momento, ya no basta con la racionalidad técnica para mejorar la calidad de vida de nuestras ciudades, es necesario crear posibilidades reales de participación ciudadana en la esfera de lo público.
Por lo tanto, el objetivo buscado con estos cambios fue la profundización de la democracia mediante la apertura de nuevos canales de participación política. Los gobiernos locales fueron ganando en autonomía y, en este contexto, comenzaron a desarrollarse los planes estratégicos para las ciudades.
Las sociedades han utilizado, habitualmente, la planificación como instrumento para organizar sus actividades a largo plazo. La metodología básica consiste en: análisis de la situación de partida, evaluación de los escenarios más previsibles y, por fin, diseño de las modificaciones a realizar en el modelo inicial, siempre en un horizonte temporal ya definido.
En la actualidad, algunas entidades se han planteado otra forma de planificar, incorporando a los métodos habituales, la participación de todos los actores interesados y consolidando una cultura de colaboración entre todas las instituciones, entidades sociales y agentes económicos que estén implicados en el proyecto. Esta forma de planificar es la denominada planificación estratégica participativa y el documento que expresa todo este proceso es el Plan Estratégico. Estas pautas se adaptan a cualquier tipo de entidad, pública o privada, independientemente de la amplitud de su espacio territorial de actuación y de su ámbito de aplicación, pudiendo ser general, parcial, sectorial o específico.
Si nos adecuamos al escenario que nos interesa, el término municipal, el Plan Estratégico de una ciudad, es un proceso flexible destinado a dotar a la ciudad de una estrategia consistente, que proporcione una notoriedad y una singularidad a la ciudad y, sobre todo, que logre implicar a los principales actores de la ciudad, es decir, aquellos que tienen capacidad para transformarla.
El desarrollo de los planes estratégicos consensuados comenzó como parte de un proceso mayor de desarrollo de las capacidades estatales de los gobiernos locales, quienes intensificaron su papel y protagonismo en las ciudades. Desde este enfoque, para profundizar la democracia en las ciudades del nuevo milenio, la organización y la participación de la ciudadanía son un capital social, que puede contribuir correspondientemente con las autoridades electas a mejorar la calidad de vida.
Experiencias de diferentes formas de participación ciudadana (tanto de información, como de consulta y decisión) que se han incorporado en los procesos de democratización de los aparatos o instituciones del estado, permiten hacer del espacio estatal, un espacio público, creando nuevas bases para una gobernabilidad democrática.
El Plan Estratégico debe abarcar todos los aspectos de la ciudad: educativos, culturales, económicos, sociales, asociativos y territoriales. Su acción se desarrolla no solo en todo el territorio, sino para todo el territorio. Es un plan sistémico que afecta al ciudadano en toda su integridad, desde todos los puntos de vista y en todos los matices.
Pero no solo es competencia de un Plan Estratégico discernir las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades, de la ciudad. Tampoco es, solamente, determinar objetivos futuros de actuación colectiva. Es un plan de acción. Su éxito consiste en concertar las estrategias de las entidades y las empresas que tienen capacidad y recursos para incidir mediante su actuación sobre el progreso de la ciudad.
En resumen, el Plan estratégico en un instrumento de planificación que, partiendo de la realidad inmediata, mediante la participación, la colaboración y el compromiso de todos los actores interesados, diseñe una visión integral sobre la cuidad que queremos construir, con objetivos clave que, ejecutados en los plazos previstos, consigan alcanzar los niveles de calidad de vida deseadas por la ciudadanía.
Es un verdadero plan de acción, elaborado de forma participativa, como una guía dinámica y flexible del trabajo, hacia el desarrollo integral de cada zona, para los próximos 10 años, como un faro en alta mar.
En el trabajo cotidiano, la planificación estratégica es, como venimos diciendo, un espacio de encuentro entre el gobierno local y la ciudadanía. Es el ámbito de dialogo en el que se debaten los lineamientos a seguir en el armado de las políticas públicas de cada ciudad. En este sentido, su principal objetivo es el de promover la participación ciudadana en la elaboración y definición de la gestión de gobierno. El Plan Estratégico es, en pocas palabras, una nueva forma de administración del gobierno basada en el consenso y la participación colectiva.
Por otro lado, es un espacio que pretende trascender los gobiernos y a los nombres propios para transformarse en una herramienta fundamental del desarrollo local. Es, además, un proceso continuo de reflexión y debate sobre la ciudad, sobre su realidad actual y cómo debería ser según el parecer de sus habitantes. Los principios básicos de la planificación estratégica son: la participación ciudadana, el trabajo conjunto entre el sector público y el privado, el debate democrático, la búsqueda de consensos y el compromiso de acción. La finalidad de todo plan estratégico es desarrollar las capacidades de los agentes políticos, sociales, económicos y culturales de la ciudad.
Hasta el momento se han desarrollado planes estratégicos en varias ciudades del mundo, entre ellas Barcelona, Valencia, Bilbao, Lisboa, Quito, Montevideo y Río de Janeiro, con resultados concretos para sus habitantes.
En la Ciudad de Buenos Aires, en 1996 este mecanismo de participación ciudadana adquirió jerarquía constitucional. La carta magna de la ciudad, en su articulo 19 establece la creación del Consejo de Planeamiento Estratégico (CoPE) como el ámbito privilegiado en el que todos aquellos que forman parte de la sociedad civil puedan formular recomendaciones para el futuro de la Ciudad. El mismo cuenta con iniciativa legislativa para la presentación de proyectos de ley, puede solicitar dictámenes, estudios e investigaciones a las oficinas de las distintas áreas de gobierno para el cumplimiento de sus objetivos, coordina la evaluación y seguimiento de los resultados de la implementación de los planes estratégicos consensuados, entre otras de sus funciones.
Por su parte, el Poder Ejecutivo de la Ciudad creó la Oficina de Coordinación del Plan Estratégico como organismo de enlace entre el Gobierno y el CoPE. Sus principales tareas son: asesorar técnicamente al Consejo con información y documentos de análisis necesarios para el desarrollo del planeamiento estratégico de las diferentes dimensiones de trabajo; proveer de cooperación técnica a aquellas áreas de gobierno que soliciten su colaboración; asesorar técnicamente al Jefe de Gobierno de la Ciudad; informar a la Legislatura de la Ciudad de los avances del Plan, entre otras.
La importancia del Plan Estratégico radica en la necesidad de enfrentar y anticipar a los importantes desafíos políticos, sociales y económicos después de una fuerte crisis política, económica e institucional en nuestro país. Asimismo, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con una de las administraciones más grandes y complejas de la Argentina, motivo por el cual resulta fundamental recuperar una visión de conjunto. En este marco, nos encontramos en un momento histórico en el que tanto el gobierno como importantes y representativas asociaciones de la Ciudad se encuentran con capacidad y dispuestas a llevar adelante acciones basadas en el consenso y en el compromiso.
En definitiva, como dice la Declaración Congreso anual del CIDEU, de Rosario de 2001, el Plan Estratégico es una herramienta de gobernabilidad en la medida en que, a través de la participación y del consenso de los ciudadanos, contribuye a una mayor eficacia en la gestión del desarrollo deseado por el conjunto de actores implicados.
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