INFORME ESPECIAL : EL LUGAR DONDE LOS VISITANTES QUE LLEGAN DEL EXTERIOR HACEN LA MITAD DE SUS COMPRAS
La calle Florida, el shopping a cielo abierto preferido de los turistas
A lo largo de sus 11 cuadras, se mezclan idiomas y acentos. En 2006 sus ventas crecieron 40% con respecto a 2005. Y por el precio de los alquileres de sus locales, ya es la calle más cara de la Ciudad.
Es como estar en una de esas atracciones ignoradas por los habitantes locales: el Pan de Azúcar, la torre Eiffel, la terraza del Empire State... Una letanía de acentos extraños confunde tanto que, cerrando los ojos, es difícil distinguir de qué lugar del mundo se trata. Una voz devuelve a la realidad: "¡Cambio, cambio!", invita un arbolito. No es Wall Street: es la calle Florida, epicentro de un maremagnum de turistas.
Por estos días, caminar por la peatonal es tanto o más difícil que durante el año. Muchos oficinistas se tomaron vacaciones. Pero Florida sigue superpoblada por otra clase de transeúntes, que hacen compras y sacan fotos.
Al menos una vez, todos los extranjeros que arriban a Buenos Aires pasean por Florida. Es más: el 49% de sus compras en la Ciudad las hacen en la peatonal, según Global Refund, que opera la devolución de IVA para los extranjeros. "En diciembre de 2006, las compras de los turistas en Florida crecieron un 33% con respecto al mismo mes de 2005. Y si se comparan los años enteros, la cifra es de un 40%", afirma Tomás Mostany, director de la empresa.
"En el hotel nos recomendaron comprar aquí porque están todos los negocios juntos", explica Steven (56), un estadounidense. Su esposa asiente, aferrada a un ramillete de bolsas. El trofeo mayor es una campera de cuero de 150 dólares que en su país les hubiera costado el doble.
Florida es recorrida a diario por un millón y medio de personas. Según la consultora Colliers International, es la calle más cara del país para alquilar un local: en 2005 se rentaba a 65 dólares el m2 cuadrado y en 2006, a 71. Aunque según el Centro de Estudios para el Desarrollo Económico Metropolitano se llegan a pagar hasta 80. Igual el 98% de sus locales están ocupados.
"¿English? ¿Portugueis? Daniel Calvera es uno de los buscas que vive de atraer a los turistas hasta un local a cambio de una comisión: "Cuando los parás te dicen que no, pero esto depende de tu carisma. Hay que mimarlos. La campera más barata sale 100 euros: para ellos no es nada. Los mexicanos y los españoles son los mejores. Los chilenos y los brasileños son amarretes".
Las once cuadras de Florida tienen sus contrastes. Desde plaza San Martín hasta Tucumán reinan los souvenires y las vidrieras inalcanzables. No sólo por los precios: en un día de 35 grados mirarlas da calor. Abrigos de piel, pulloveres... Las estaciones están cruzadas en este tramo, cuyo núcleo son las Galerías Pacífico. Ahí todo está pensado en euros. Hasta la escalera mecánica principal está disfrazada de "Caminito", con filetes tangueros. "Los turistas preguntan por shows de tango —cuenta Giselle, en el puesto de informes turísticos de las Galerías—. Bueno, también por tiendas más baratas".
"¡Ouh! ¡Tango!", descubre un hombre rubísimo frente a las Galerías. Dos hombres bailan entre ellos, a lo guapo, la milonga "Azúcar, pimienta y sal". El ritmo salta al tango electrónico y se les suma la bailarina Cecilia Moret, que junto a Fabian Cortes presenta su show en ese lugar desde hace años. "En el uno a uno venían turistas de mucho ni vel adquisitivo —dice—. Ahora se ven más sudamericanos".
Dos brasileñas aprovechan para fotografiarse con los bailarines, que las ayudan a ensayar poses de pebetas. Ya felices con sus fotos, se alejan. Un colaborador las sigue y les señala un sombrero. Ellas revuelven sus bolsillos de mala gana y dejan una moneda.
Más allá de Tucumán, los negocios tienen precios más reales. Los turistas extranjeros se mezclan con los del interior, que se paran para ver a los artistas calle jeros. Como un dúo que se anuncia con un cartel: "Cultura nacional. Colabore". Son el bandoneonista Osvaldo Scalisi y el guitarrista Juan Carlos Roldán. "¿Podrían tocar Merceditas?", pide una brasileña. "Eso es un chamamé", replica Juan Carlos, que igual encara una versión tanguera. "Nuestra picardía es buscarles el origen y cantar algo de su tierra", cuenta después. El resultado, jura el músico, son $ 60 por hora para cada uno.
Cerca de la calle Perú todo es más doméstico. Sólo en Avenida de Mayo se notan más los turistas extranjeros, por la cercanía de hoteles de precios acomodados. Fuera de eso, es una zona de bancos y oficinistas. Los vendedores ambulantes ofrecen estuches para cds a $ 10. En el otro extremo, en avenida Córdoba, un dibujante cobra lo mismo por una caricatura en diez minutos.
Mientras, sigue el show de tango. Silvia, de Milán, lo mira con su novio Enrico. "Vamos a estar aquí sólo hoy. Quisimos conocer Florida", dicen. Ana, una paulista que alguna vez vivió en Buenos Aires, admira a los bailarines: "Adoro el tango, la comida y la cultura de esta Ciudad. Pero Florida no es igual a 20 años atrás. Ahora es más popular, mais continúa linda".
Nora Sánchez
nsanchez@clarin.com
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