Buenos Aires fue considerada durante todo el siglo XX, como la ciudad mas europea de Sudamérica, algo que puede apreciarse en su arquitectura colonial (Hostel Colonial es un ejemplo de ello).
Los palacios de estilo francés, puerto y ferrocarriles ingleses, algunas construcciones góticas y otras tantas influencias, además del planeamiento urbano son evidencias de esa impronta que enriquece el concepto de metrópolis, pero con los avatares de los últimos veinte años esa mirada europea quizás sólo exista en los edificios.
Migraciones internas y externas, crisis económicas y una profunda crisis del imaginario socio-cultural hirieron la pseudo idiosincrasia europea y la acercaron más a Sudamérica.
Algunos pensarán que es un retroceso, yo pienso que es un gran avance ya que combina elementos que resultan atractivos tanto para europeos y asiáticos como para americanos y a su vez contribuyeron a afianzar una nueva identidad más cercana a la realidad circundante.
Paris o Madrid son reconocidas por sus cafés, Río de Janeiro por sus bares de jugos, San Pablo por sus puestos de hot dog y Caracas por sus puestos de arepas, Buenos Aires quizás lo sea por sus pizzerías y bares abiertos hasta muy entrada la noche.
Todas son ciudades bien distintas pero las Sudamericanas tienen un poderoso nexo, más fuerte aún en Buenos Aires, debido a lo reciente y explosivo del fenómeno.
La cultura informal ha invadido las calles y cómo no ser absorbido por este hito urbano contemporáneo que está desordenada y rápidamente avanzando en América Latina y que será incontenible al menos en los próximos cinco años.
Culturalmente es muy interesante, creativa, única y fuerte.
Las calles Florida y Lavalle, las peatonales más importantes de Argentina, son muestras en escala de estos sucesos.
Por un lado miles de turistas, oficinistas y gente común caminando y consumiendo en locales de todo tipo, por el otro y convirtiéndolas en una especie de callejón sin salida en donde influencias de todo tipo entremezclan a personas que viven en estado de emociones extremas. Son muy felices y son muy tristes. Vendedores, artistas, estatuas vivientes, bandas de música. Los shows callejeros de Tango acentúan el machismo de forma muy fuerte tal vez por el poder ilusorio que representa y asocian una más fuerte aún dosis de romanticismo que no existe en otras latitudes.
Buenos Aires esta mutando. Ha emprendido un viaje de Europa a Sudamérica, una vez más, como aquellos que la fundaron, como aquellos que nos dieron su apellido a millones de los que vivimos acá. Queda abierto el análisis, el debate y las puertas de mi ciudad.
Los palacios de estilo francés, puerto y ferrocarriles ingleses, algunas construcciones góticas y otras tantas influencias, además del planeamiento urbano son evidencias de esa impronta que enriquece el concepto de metrópolis, pero con los avatares de los últimos veinte años esa mirada europea quizás sólo exista en los edificios.
Migraciones internas y externas, crisis económicas y una profunda crisis del imaginario socio-cultural hirieron la pseudo idiosincrasia europea y la acercaron más a Sudamérica.
Algunos pensarán que es un retroceso, yo pienso que es un gran avance ya que combina elementos que resultan atractivos tanto para europeos y asiáticos como para americanos y a su vez contribuyeron a afianzar una nueva identidad más cercana a la realidad circundante.
Paris o Madrid son reconocidas por sus cafés, Río de Janeiro por sus bares de jugos, San Pablo por sus puestos de hot dog y Caracas por sus puestos de arepas, Buenos Aires quizás lo sea por sus pizzerías y bares abiertos hasta muy entrada la noche.
Todas son ciudades bien distintas pero las Sudamericanas tienen un poderoso nexo, más fuerte aún en Buenos Aires, debido a lo reciente y explosivo del fenómeno.
La cultura informal ha invadido las calles y cómo no ser absorbido por este hito urbano contemporáneo que está desordenada y rápidamente avanzando en América Latina y que será incontenible al menos en los próximos cinco años.
Culturalmente es muy interesante, creativa, única y fuerte.
Las calles Florida y Lavalle, las peatonales más importantes de Argentina, son muestras en escala de estos sucesos.
Por un lado miles de turistas, oficinistas y gente común caminando y consumiendo en locales de todo tipo, por el otro y convirtiéndolas en una especie de callejón sin salida en donde influencias de todo tipo entremezclan a personas que viven en estado de emociones extremas. Son muy felices y son muy tristes. Vendedores, artistas, estatuas vivientes, bandas de música. Los shows callejeros de Tango acentúan el machismo de forma muy fuerte tal vez por el poder ilusorio que representa y asocian una más fuerte aún dosis de romanticismo que no existe en otras latitudes.
Buenos Aires esta mutando. Ha emprendido un viaje de Europa a Sudamérica, una vez más, como aquellos que la fundaron, como aquellos que nos dieron su apellido a millones de los que vivimos acá. Queda abierto el análisis, el debate y las puertas de mi ciudad.
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