Caminaba sin rumbo por mi barrio adquirido, sintiéndome un okupa a gran escala, de hecho la escala es tan grande que soy un okupa sin techo, un homeless, vaya paradoja y contradicción y pensaba – “ Es maravilloso ver el amanecer en los vidrios espejados de las torres que dan al Río de la Plata a las 5 p.m., raro fenómeno de la nueva urbe espejada. Es también un placer caminar por la calle Florida y ver shows gratuitos de tango, rock, funk y ska sin tener que tomar un avión que vaya de la Costa Este a la Costa Oeste, todo está ahí, en esos 1100 metros de largo que tiene la calle, de calidad superlativa algunos, para apurar el paso otros”.
Decido irme del ritmo frenético de Florida y doblo por Tucumán hacia el Bajo y me lo cruzo, impecable, de saco y corbata, la tarjeta que permite ingresar a las grandes empresas colgando de su cintura como un nuevo fetiche post postmoderno, ese estúpido sentido de pertenencia al banquete de otro cuando el pordiosero eres tú.
Flashbacks a borbotones y cada fotograma que componía esa película mental, nada tenía que ver con el tipo que conocí meses atrás. En ese tiempo tenía cara de canción grunge, flaco, rubio, rasgos finos pero descuidados, daba la sensación de ser un “high society junkie”, alguien que se había caído del sistema por error u omisión (siempre propios).
Todos los días, en una rutina casi psicótica se paraba en la esquina de Tucumán y San Martin y pateaba el cesto de residuos varias veces. Un día le pregunté ¿Por qué lo haces? Solo me miró, una sola vez y se alejó caminando. Shit!!. Cada vez que recuerdo esa mirada tengo ganas de patear ese cesto yo también…..y hoy me lo cruzo así, la vida en 180º. Cara o Cruz. Yeah!
Quizás fue su tiempo de furia y quién soy yo, el humilde dueño del aire de San Nicolás, uno de los más concurridos barrios de Buenos Aires, para impedírselo. WTF!! Hmm…..Well.
Decido irme del ritmo frenético de Florida y doblo por Tucumán hacia el Bajo y me lo cruzo, impecable, de saco y corbata, la tarjeta que permite ingresar a las grandes empresas colgando de su cintura como un nuevo fetiche post postmoderno, ese estúpido sentido de pertenencia al banquete de otro cuando el pordiosero eres tú.
Flashbacks a borbotones y cada fotograma que componía esa película mental, nada tenía que ver con el tipo que conocí meses atrás. En ese tiempo tenía cara de canción grunge, flaco, rubio, rasgos finos pero descuidados, daba la sensación de ser un “high society junkie”, alguien que se había caído del sistema por error u omisión (siempre propios).
Todos los días, en una rutina casi psicótica se paraba en la esquina de Tucumán y San Martin y pateaba el cesto de residuos varias veces. Un día le pregunté ¿Por qué lo haces? Solo me miró, una sola vez y se alejó caminando. Shit!!. Cada vez que recuerdo esa mirada tengo ganas de patear ese cesto yo también…..y hoy me lo cruzo así, la vida en 180º. Cara o Cruz. Yeah!
Quizás fue su tiempo de furia y quién soy yo, el humilde dueño del aire de San Nicolás, uno de los más concurridos barrios de Buenos Aires, para impedírselo. WTF!! Hmm…..Well.
1 comment:
Más ácido y más furioso sin perder la sutileza en la observación, me gusta así, bien podrido.
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