Un gran artista porteño, que se puede apreciar a diario en casas, calles y esquinas porteñas de los barrios más populares es Marino Santa María. Buena parte de su obra la ha dedicado a realizar intervenciones plásticas por nuestra ciudad. Todo comenzó con el frente de su casa, en el Pasaje Lanín, en Barracas. Muchos de sus vecinos se sorprendieron una mañana con un cuadro abstracto y colorido que decoraba la “casa del pintor”. El primer vecino se acercó tímidamente a sugerirle si no quería hacer lo mismo en su frente. Marino aceptó de buena gana. El resto, es efecto dominó. Uno a uno la gente de su calle se fue acercando y concretaron, entre todos, una de las primeras grandes obras de arte callejero de la ciudad. Su inauguración oficial fue en 2001, con más de 40 fachadas que cambiaron la cara de este barrio obrero para siempre.
El Pasaje Lanín es una muestra al aire libre de arte abstracto que, además, convoca regularmente a nuevos artistas que aprovechan el espacio para exposiciones itinerantes (como el colectivo de arte Mondongo, que utiliza los desechos urbanos para construir sus obras). Se puede llegar en los colectivos 20, 25, 45, 79, 95, 100, 134, 148 y 154.
Otra de las obras destacadas de Santa María, quien fuera director del Museo de Bellas Artes en los años 90, es la intervención del Pasaje Zelaya, en el barrio del Abasto. Cómo era inevitable, la presencia del tango y la figura de Gardel, son el centro de su obra en esta parte de la ciudad. Alejándose un poco de su línea abstracta, pueden verse formas definidas como partituras de algunos tangos famosos y una serie de Gardel que funciona como una cita a los retratos pop de Andy Warhol. Gardel es pop, de eso no hay duda. Y con esta intervención se completa el circuito de la entronización de tanguero argentino. Su imagen por las paredes del barrio que lo vio nacer funcionan casi como un icono, como una imagen religiosa: es San Gardel, patrono del tango.
El Pasaje Zelaya se encuentra a pasos del antiguo Mercado del Abasto (hoy Abasto Shopping) y se puede llegar en subterráneo (estación Carlos Gardel de la Línea B) y en los colectivos 24, 26, 71, 124, 128, 146, 155 y 168.
Marino Santa María y el vasto grupo de artistas callejeros que trabaja, muchas veces de manera anónima, sobre los muros porteños no sólo le ponen color a nuestra vida cotidiana, sino que nos recuerdan cada vez que lo bueno del arte callejero es que además de gratuito, no tiene horario.
Más información: http://www.marinosantamaria.com/
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